Soy una terapeuta interesada en cada uno de mis pacientes y su problemática, me encanta poder ser parte del proceso. Creo firmemente que todos tenemos la capacidad de cambiarnos. Me siento agradecida de estar en cada paso y mirar junto con ellos los cambios que van logrando cuando se comprometen con el tratamiento. Noto que con el paso del tiempo aprenden a tener una perspectiva diferente y (muy importante) realista. Esta profesión me ha enseñado el valor de darle el mismo peso a la ciencia como a la cercanía con mis pacientes, por eso aprecio infinitamente su retroalimentación y agradezco su confianza, yo también aprendo de ellos. Pienso que el camino para transformarnos requiere de valentía, puede estar lleno de muchas cosas agradables y otras que no nos encantan, pero igual vale la pena y estamos para acompañarles.

La Terapia Cognitivo Conductual me ha enseñado que el aceptar la realidad me da el poder de decidir cómo pensar, actuar y sentirme y a hacerme responsable de ello, y también que la vida sin sentido del humor es menos llevadera, si nos tomamos todo demasiado en serio dejamos de ver las cosas lindas. Cuando uso lo aprendido encuentro satisfacción en las diferentes áreas de mi vida, no sólo en el profesional y noto cómo mi cambio influye en mi ambiente. Lo más humano del mundo es pasarla mal, pero también lo es el pedir ayuda y activamente participar en el cambio.