¿Has pensado en la forma en cómo te hablas y cómo te tratas? Si la respuesta es “no”, sugiero te detengas un par de segundos para pensar en cómo sueles tratarte internamente de modo que este texto pueda ser una guía o el primer paso para comenzar a observarte. El diálogo interno que tenemos a lo largo del día es tan automático que no solemos prestarle mucha atención o tanta importancia y parece que ha llegado el momento de tomarle más cuidado y escucharnos más seguido. Por tanto, la intención de este texto es guiarte para que logres identificar, corregir, mantener o simplemente esforzarte un poco más para que tu diálogo interno sea más sano, útil y efectivo en tu día a día.
Algunos le llaman “amor propio” otros le dicen “tratarse mejor” o incluso “saber amarse”, cómo quieras llamarle o te resulte más útil comenzaremos a aprender algunos de los principales puntos para tratarte mejor. El primero consiste en aceptar la falibilidad, es decir que podemos fallar o equivocarnos; el problema con ello no es la falibilidad en si misma, sino que erradamente creemos que nuestras equivocaciones son única y exclusivamente a causa de nuestra incapacidad para resolver la vida y terminamos criticándonos cruel y rudamente, solemos pensar “todo lo hago mal”, “soy insuficiente e incapaz”, “yo debería saber resolverlo” etc. Muchas veces nos la pasamos culpándonos sin entender que tenemos todo el derecho a ser imperfectos, no nos “damos un chance” para equivocarnos, responsabilizarnos con amabilidad y corregir nuestro error y con suerte aprender de él (porque para hacerse cargo nuestros errores no es necesario exigirnos ni regañarnos); comencemos a ser más pacientes con nosotros mismos para no exigirnos con crueldad y al mismo tiempo, aceptar que no tenemos por qué ser capaces de resolver todo bien todo el tiempo además, esto nos permitirá abrirnos a la posibilidad de pedir ayuda a otros y vivir una vida en donde no tengo porque siempre resolver los problemas sol@. Sugiero podamos promover ideas como “soy ser humano y tengo derecho a fallar” “no soy perfecto, nadie lo es” “no siempre tengo que saber que hacer todo el tiempo” “a veces necesito ayuda porque no lo sé todo” etc.
El siguiente punto tratará sobre la auto-validación, una habilidad que implica notar que nuestras emociones y las respuestas fisiológicas que las acompañan son entendibles dentro de nuestra historia y contexto de vida; por ejemplo, si estoy viviendo un duelo, lo más lógico será que me sienta triste y eso es normal y no causa de mi debilidad. Pues bien, muchas veces escucho en consulta “yo no debería sentirme así”, “está mal que sienta esto”, “no debería llorar tanto”, “estoy exagerando” etc., estos comentarios reflejan auto-invalidación, es decir, le doy poco entendimiento, espacio y coherencia a mis emociones en conjunto con mis experiencias, por tanto, la auto-invalidación implica reprimir, minimizar o negar las emociones y eso provoca que las emociones aumenten y nos desregulen. Para fomentar auto-validación tendremos que darle espacio a nuestras emociones y tener conversaciones internas como “es natural que me sientas molesta, estoy pasando por momentos difíciles”, “una ruptura duele mucho, llorare un poco”, “Esta etapa de mi vida es dura para mí y no me lo esperaba”, “cualquiera se sentiría frustrado cuando sus metas no se cumplen” etc.
Continuando con otro punto, tendremos que mencionar que no todo está dentro del pensamiento, es cierto que nuestro pensamiento suele ser de gran apoyo pero no solo por pensar diferente mi vida va a cambiar, si quiero conseguir un trabajo tengo que ponerme en acción, asistir a entrevistas, buscar propuestas y no solo pensar que soy capaz de trabajar, por tanto la vida no será diferente solo por pensar diferente, la vida no se construye pensando de forma sana sentad@ en mi sofá, la vida podrá ser diferente en la medida en que me comporte diferente; tratarme de forma más sana no solo implicará tener un diálogo interno diferente sino que eso tendrá que verse reflejado en la forma en cómo te comportas contigo ¿te ofreces tiempo de calidad?, ¿te llevas a divertir?, ¿te celebras las metas cumplidas?, ¿qué haces contigo cuando estas sol@?. El comportamiento que tenemos hacia nosotros nos ayuda o en su defecto nos aleja de conectar con nosotros, con nuestra autenticidad y lo que verdaderamente es importante para nuestra vida, para armar la vida que deseamos. Así que pongámonos en acción, pregúntate ¿qué tendría que estar haciendo para tener la vida que deseo? y ponte en acción. Recuerda que en la mayoría de las ocasiones (por no decir todas), las acciones que nos dirigen a la vida que deseamos son en cierto grado incómodas, entonces si quiero por ejemplo llevarme al cine probablemente tendré que aceptar de inicio la incomodidad de pedir el boleto y que me miren extraño por ir sol@, pero recuerda, esas acciones te acercarán a la vida que deseas, pero sobre todo a una mejor relación contigo mism@.
Finalmente, para realizar este cambio te sugiero tener presente que no es un camino fácil, pregúntate ¿quién nos enseña a tratarnos diferente? ¿cuándo es que aprendemos esto? Las pocas (pero muy útiles) habilidades redactadas aquí, se tendrán que practicar, practicar y practicar porque como cualquier otra habilidad tras cada práctica nos sale mejor, entonces, sugiero que nos centremos en mirar los progresos y no solo la meta final, observa qué avances tienes y se amable contigo para alcanzar la relación que deseas tener contigo mism@.
Mtra. Violeta Laiza
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