¿Últimamente has escuchado con más frecuencia las palabras «ya empecé a ir a terapia», o «creo que sería bueno empezar a ir con el/la psicóloga»? Hace tiempo asistir a terapia significaba ser juzgado o mal visto por otras personas, eso era para gente loca, gente traumada, incluso se pensaba que el psicólogo/a estaba más loco que el paciente. Hoy estas creencias son menos comunes y hemos observado que las personas están más dispuestas a venir y comenzar un proceso más preventivo, es decir, las personas cada vez esperan menos para venir y solicitar ayuda. Encontramos que están optando por visitarnos cuando sus síntomas son leves, no cuando ya se han agravado.
Esto para nada significa que las personas se han vuelto más intolerantes al malestar, más débiles o la típica frase «la generación de cristal», más bien nos deja ver que están más abiertas a experimentar diferentes alternativas de comportarse ante eventos difíciles de la vida, o están dispuestos a lidiar con sus emociones de una manera más conveniente y saludable. Nuestro trabajo es ayudarles a alcanzar esos objetivos que nos plantean desde el principio de las sesiones.
En la consulta es muy común encontrarnos con pacientes que se resisten un poco, no porque no quieran cambiar sino porque tienen la firme idea de que el cambio que buscan debería lograrse sin ayuda, y que el no haber podido lograrlo solos es clara evidencia de que son incapaces, o malos, o torpes. Este es un aprendizaje que al principio de la consulta puede dificultar nuestro avance porque normalmente se toma de la mano con la auto-crítica, y si lo reflexionas, criticarnos en exceso nos llevará a sentirnos mal con nosotros mismos, lo que probablemente nos aleje de lograr otro objetivo y esto nos confirmará que lo que pensamos de nosotros mismos es cierto. Por eso, te invitamos a que te acerques a pedir ayuda, al final del día ese es nuestro trabajo y nos encanta poder ayudarte.
«Pero lo que me pasa no es grave, hay personas que la tienen peor ¿y yo me quejo de esto?» Queremos ser muy claros en este aspecto, todos tenemos problemas de diferentes magnitudes, pero ninguno es más o menos importante que el otro. Por supuesto que es posible que lo que hoy encuentro como un problema no lo sea para mi hermano, o para mis amigos, o para mi compañero, o para mi mamá, eso es lo más normal, ahí es donde entramos nosotros los psicólogos/as.
Nuestro trabajo es hacer un esfuerzo por comprenderte y apoyarte a cumplir tus objetivos, y la terapia cognitivo conductual te ayudará si estás teniendo una emoción que percibes muy intensa, que dura demasiado tiempo, o que se presenta constantemente y no te está permitiendo hacer tu vida como te gustaría. Puede serte útil con un comportamiento que no te agrada, que más te gustaría desarrollar, o retomar, pero no sabes bien por qué no lo logras. Otra cosa que puede hacer por ti es ayudarte a comprenderte mejor, a entender por qué haces lo que haces (o por qué lo has dejado de hacer), por qué todo esto viene acompañado de emociones que pueden llegar a ser incómodas.
Hacemos todo esto porque sabemos cómo, es decir, es muy normal que se te dificulte encontrar una solución diferente a las que ya has intentado porque no te has entrenado para ello, nosotros podemos ayudarte con eso y claro, todo esto sucederá en un espacio libre de juicios. Queremos compartirte una lista de situaciones que comúnmente escuchamos en la consulta, selecciona aquellas con las que te identifiques
Si has seleccionado dos o más de estas situaciones, te invitamos a que inicies tu proceso terapéutico, es posible resolverlo, notarás como esto impacta en las diferentes áreas de tu vida y podrás compartirles a hermanos, amigos, compañeros, o familiares cómo es que te puede ayudar la terapia.
Recuerda que en IPSI contamos con un gran equipo de especialistas enfocados en mejorar tu salud y bienestar, permitenos acompañarte en este proceso de cambio y descubre que nueva persona puedes llegar a ser.
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